4 mar 2009

Asesino enfrenta cadena perpetua por triple homicidio

Acusado de matar esposa e hijos de un dominicano
Diario Libre
NUEVA YORK._ El inmigrante dominicano Eduardo Almánzar, con el trauma todavía visible por los brutales asesinatos de su esposa Majuly Collins y sus hijos Eduardo y Catherine Almánzar de 4 años y 18 meses de edad durante un robo perpetrado en su residencia de Elizabeth (New Jersey), esperó casi seis años para que se hiciera justicia.

El pasado 27 de febrero, un jurado de la Corte Superior declaró al afro americano Alturik Francis de 29 años de edad y quien, al momento de escuchar el veredicto, no mostró ninguna reacción, culpable por el triple homicidio, por lo que se enfrenta a la cadena perpetua.

Originalmente, los fiscales pidieron la pena de muerte, pero esa condena fue abolida el año pasado por la Asamblea Estatal de New Jersey, lo que frustró aún más al inmigrante criollo. Se anunció ayer que el convicto será sentenciado el 9 de abril por el juez Joseph Donahue.

Durante el atraco cometido por Francis la noche del 7 de diciembre del 2002, hirió también a una prima de la muerta, Susana Vargas, quien declaró contra el asesino durante el juicio que se prolongó por varias semanas, pero el jurado sólo necesitó tres días de deliberaciones para llegar al veredicto.

El imputado violó sexualmente, en un ataque de necrofilia repugnante, a la mujer después de haberla asesinado con docenas de puñaladas. A los niños los asfixió. La madre tenía 32 años de edad.

El ataque ocurrió en el complejo de edificios Bayway Gardens. El convicto era uno de los vecinos de las víctimas y pudo ser identificado de inmediato gracias a que Vargas logró sobrevivir, llamar al 911 y decir que "el que lo hizo, fue el tipo que vive abajo" en referencia a Francis.

Luego de cometer los asesinatos, fue a casa de una hermana para tratar de esconderse. Vargas, que ya está casada y con una hija, dijo que cada día da gracias a Dios por haberse salvado, pero que diariamente llora la muerte de su prima y los niños.

Pruebas del ADN comprobaron que Francis fue el asesino de la mujer y los menores, además de que otros testigos que fueron llamados por los fiscales auxiliares en el juicio, lo señalaron directamente. Los abogados defensores del criminal alegaron que Vargas, no podía identificar al asesino mientras se recuperaba en el hospital y que "las muestras de sangre en la ropa, pudieron haber sido plantadas por los detectives en el laboratorio".

Entre las evidencias halladas a Francis estaba una sábana empapada de sangre perteneciente a la víctima. Los fiscales dijeron que el ladrón asesino exigió dinero a la señora Collins, pero cuando esta le dijo que sólo tenía encima unos $20 dólares, éste estalló en rabia y durante dos horas cometió los asesinatos y la violación.

Para cometer el robo y aprovechándose de que era vecino, llegó al apartamento de las víctimas, pidiendo que lo dejaran usar el teléfono para llamar al 911. Le abrieron la puerta. Después de matar a Collins, arrastró su cuerpo a la bañera y allí la violó. Luego, apuñaló a Vargas a quien creyó muerta, pero ésta, logró esconderse detrás de un armario.

Tras herirla gravemente, se dirigió a la habitación donde dormían los niños y con cojines del sofá, los asfixió a ambos. Se fue creyendo que no había dejado testigos que pudieran incriminarlo en la corte y eso fue lo que dijo cuando lo interrogaron. Para cometer los crímenes utilizó un largo y filoso cuchillo de cocina.

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